domingo, 10 de febrero de 2008

Contrastes: Humanidad y materialismo


No sé en qué momento preciso me di cuenta del significado denotativo, pero sobre todo connotativo de la palabra contraste, no sé cuando me percaté de las malditas implicancias que podría llegar a tener esta palabra, obviamente no es la palabra la culpable, pero es la que nos recuerda en donde estamos parados y que nos rodea. Lo bueno /lo malo, el inteligente /el tonto, el sensible / el frío, alegría/tristeza, vida/muerte y la riqueza / pobreza. Tantos e infinitos contrastes!!! Que se nos presentan diariamente y en la gran mayoría de las ocasiones no podemos hacer absolutamente nada, o realmente es porque no queremos hacerlo? Siempre he pensado que no podríamos vivir analizando y tratando de solucionar los infinitos “supuestos problemas” que se nos presentan cada día que caminamos por una calle o conversamos con distintas personas, pero sobretodo con el solo hecho de observar.

La Materialidad y la moralidad siempre han ido de la mano. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo “la cotidianeidad de hoy es diferente a la de ayer, no en su sentido sino en su contenido”: salgo de mi trabajo voy a tomar una cerveza con mis amigos, veo televisión o me conecto a internet, me llaman la atención en el trabajo, llego al depto. Todo esto en contraste a salir de una hermosa posada, hablar con un clérigo o un guerrero, comprar pociones, participar en el cabildo de tu pueblo por ver el decreto que permita magia negra en los lindes del pueblo, luchar por la conquista de alguna tierra lejana o sencillamente tener una granja. Es así que, como lo dice alguien que conozco “El humanismo se empeña en criticar la materialidad reemplazándola por espiritualidad”. Claramente los dos son la misma cosa desde un punto de vista de los procesos. Es así que el humanista criticará al consumista por adquirir (comprar) cuando podría consumir valores inmateriales, en ambos hay un deseo de suplir carencias, solo que mediante objetivos distintos: me compro una piscina en mi casa o me inscribo en cursos de yoga, leo literatura y filosofía. Los humanistas, del mismo modo se escudan en si ironía, su personalidad extranjera, sus ropajes diferenciadores y su postura loca y mal entendida, cada uno con su locura.

Es que acaso hay una escala jerárquica que me diga que una cosa es más importante que la otra?, es más trascedente leer que ver un programa misceláneo?, hablar de el origen del hombre acaso es más importante que hablar de fútbol, autos o mujeres?, no será acaso que son diversas formas en donde cada individuo apacigua sus carencias?, ¿no es acaso como cada uno de nosotros oculta esa pequeña falencia que lo hace “humano demasiado humano”? y se escuda en esa posible materia dominante? ¿Quién sabe? . En una lugar leí que alguien postulaba que un médico es igual que un doctor, ambos arreglan, y curan de sus males, arreglan sus sistemas, lo reparan en ocasiones ,otras no, uno a una persona el otro a aun automóvil, la diferencia lo hace ese componente valórico, que diferencia algo material y algo espiritual.

No hay nada más importante que otra? Las comparaciones siempre son odiosas y equivocas, por lo que nuestra momentánea felicidad depende de nuestras máscaras y ocultas falencias. En cada minuto, a cada segundo aparecen los contrastes, el punto diferenciador que nos dice a qué lado nos encontramos según una ridícula tabla que nos da la sociedad: pobres / ricos, lindos / feos etc. Cuando en nuestro caminar cotidiano veamos un pequeño o gran contraste frente a nuestros ojos, pregúntese porqué esto? ¿Qué sucede con nosotros?, o tan sencillamente como la mayoría y me incluyo nos hagamos los desentendidos y digamos que no podemos hacer más que mover la cabeza.

Mover la cabeza en signo de reprobación, Quizás para nuestro bienestar y salud mental sea lo mejor…. ¿Quién sabe?….. ¿Quién sabe?....


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